Con la incorporación del esquí de montaña y la escalada en los Juegos Olímpicos, Eneko e Iker Pou realizan una necesaria reflexión sobre ciertos cambios que pueden acaecer -y que, en realidad, ya están acaeciendo- en el mundo de la montaña, especialmente en parte de las nuevas generaciones.
Os dejamos con ella:
Y LLEGAN LAS OLIMPIADAS, por Eneko e Iker Pou
Suponemos que para quien la escalada o el esquí de montaña sea “solo” un deporte, esta es una buena noticia. Se supone que también debería serlo para nosotros: “El sumun de una vida deportiva, acabar en las olimpiadas…
Pues bien, todos los que creemos que lo nuestro es mucho más que un deporte, tenemos nuestras serias dudas sobre los supuestos beneficios que nos traerá esta noticia.
Y que en ningún caso parezca que los Pou estamos en contra del progreso, porque está claro que la sociedad evoluciona y las cosas cambian, y oponerse a ellas en la mayoría de los casos no tiene demasiado sentido.
Pero dejadnos que después de toda una vida en la montaña, y con padres también montañeros, nos permitamos hacer un pequeño análisis de lo que la incursión de las olimpiadas en los deportes de montaña creemos que nos acarreará.
Y empezaremos por los pros, para que nadie diga que no somos positivos:
- Una mayor tecnificación, por lo tanto, mejores instalaciones (rocódromos), mejores métodos de entrenamiento, mejores entrenadores, etc. que harán que cualquiera de estos deportes suba en términos de nivel.
- Más dinero por parte de instituciones públicas y privadas, que harán que estos deportistas puedan tener más dedicación y por lo tanto mayor calidad en la consecución de sus “ejercicios”.
Y los contras:
- Mayor espíritu competitivo dentro y fuera de las pruebas. Si en los últimos años los que nunca hemos mirado nuestra actividad con afán competitivo, nos empezábamos a quejar de la aproximación híper-competitiva que muchos atletas tenían al mundo de la montaña (bajar los grados de las vías de los demás constantemente, despreciar el trabajo ajeno pensando que siempre el propio es mucho mejor, darle una importancia vital al cronómetro en un medio en el que siempre ha primado la dificultad, etc.), imaginaos ahora que vamos a estar en las olimpiadas./li>
- El dinero que llegue de las instituciones públicas no va a ser un regalo. Es un dinero invertido para conseguir medallas, con lo que los atletas que entren en este juego conseguirán este apoyo siempre y cuando logren los objetivos que tienen estipulados. Hasta aquí todo bien; sucede en todos los deportes olímpicos. El problema es que si ya costaba encontrar ayudas para un chico o chica joven que se dedicaba al alpinismo -la esencia de las actividades en montaña- imaginaos ahora. Vemos perfectamente al político de turno preguntándole al chaval o chavala: ¿Pero tú, nos puedes conseguir una medalla?
- Lo mismo va a pasar con las empresas privadas del sector. Hasta hace muy poco todavía algunas defendían nuestros valores a pesar de regentar un negocio (creo que nosotros somos un ejemplo de esto: somos profesionales pero tratamos por todos los medios de anteponer nuestros valores montañeros al dinero). Pero esto también se está perdiendo. Ahora la línea de negocio son las olimpiadas, con lo que los atletas que no com